Calles con nombres curiosos

Fuente: Las calles de Madrid (Pedro de Répide Gallegos 1882-1948)

El nombre más común de nuestras calles se debe, en ocasiones, a personajes que, de alguna manera, han influido en nuestra historia, otras al lugar o al propietario del recinto al que daban acceso, otras en memoria de un acontecimiento, batalla o emplazamiento de un hecho histórico o, incluso, a leyendas populares. En fin a multitud de circunstancias que el magín de los gobernantes del momento o el uso cotidiano del pueblo han determinado para nombrarlas.

Este apartado se nutre de ‘Las Calles de Madrid’, una de las obras más emblemáticas del cronista de Madrid  Pedro de Répide Gallegos, también conocido como Pedro de Répide y Cornaro, (Madrid, 8 de febrero de 1882 – † Madrid, 16 de febrero de 1948), escritor, periodista y madrileño.

Dado lo extenso de la obra, no reproduciremos los artículos tal cual figuran en la edición, sino que, tras hacer una selección de los nombres de las calles de Madrid que más curiosos nos han resultado, haremos un breve resumen de su origen.                                                

 

ABADA – En la época de Felipe II, se instalaron unos portugueses en la zona, portaban una abada (rinoceronte) que mostraban al público en una barraca y la calle de acceso al lugar recibió ese nombre.

ACUERDO – Una moza de las montañas de Santander socorrió a un peregrino que le dijo que en Madrid se estaba fundando un convento. Como la moza pretendía entrar en religión, acudió a Madrid para entrar en la comunidad. Cuando llegó a la entrada y vio la efigie de Santiago en traje de romero exclamó: “Sí, yo me acuerdo, este es el peregrino que me habló en la aldea…”

AMPARO – Antiguamente, calle de la comadre. Una conocida partera granadina que se llamaba Amparo. Aunque es más probable que hubiera en ella un refugio para menesterosos.

ANCORA – Llegó a parar allí, probablemente del embarcadero del Canal, un ancla (áncora) herrumbrosa.

BALLESTA – Existía en el lugar un corral en el que había tiro de ballesta, donde iban a practicar los madrileños de entonces.

BASTERO – Vivía en el lugar un vendedor de naipes al que llamaban Jaime el Bastero, cuyo apellido proviniera, probablemente, de su oficio: fabricante de bastas, o sea, albardas para caballerías de carga.

BOLA – Había un juego de bolos en el lugar, en cuya entrada estaba colgada una bola como símbolo del negocio, también puede deberse el nombre a una bola de piedra que se encontraba en el guardacantón de una esquina.

BORDADORES – En memoria del gremio que se estableció en ella en tiempos de Juan II.

BUENAVISTA – Se veneraba en ella a la Virgen de Buenavista. Se dice que un caballero del linaje de los Castellanos, consiguió arrebatar a un moro, en Algeciras, una efigie de una virgen lanzando un dardo que le atravesó el pecho. Por su puntería se le llamó el caballero de Buenavista y, por extensión, a la imagen de la virgen.

CABESTREROS – Se establecieron en ella los fabricantes de cordeles de cáñamo, llamados también cabestreros.

CABEZA – En una casa de esta calle, vivía un clérigo con su criado. El criado lo mató cortándole la cabeza para robar sus posesiones y huyó a Portugal. Años después, volvió disfrazado de caballero y, compró una cabeza de cordero para comer ese día. La ocultó bajo la capa y un alguacil, al ver el rastro de sangre le conminó a enseñar lo que llevaba bajo la capa. Cuando fue a mostrarle la cabeza del cordero, vio que se había transformado en la cabeza del sacerdote que mató tiempo atrás. Fue ahorcado en la Plaza Mayor y, al cumplirse la sentencia, la cabeza del sacerdote se transformó de nuevo en cabeza de cordero.

CALVARIO – Se llama así, porque allí terminaba el Vía Crucis o Calvario que estableció en Madrid San Francisco de Asís.

CARNERO – Allí se rifaba anualmente un carnero para la fiesta de San Lorenzo.

CARRETAS – El 18 de junio de 1520, durante el movimiento comunero de Madrid, Para defenderse de las tropas imperiales, se levantaron barricadas en ese acceso a la Puerta del Sol con las carretas que hacían el tráfico entre Madrid y los pueblos cercanos.

CEBADA – Esta calle era el lugar donde aventaban el grano los agricultores que venían a Madrid a vender la cebada para las caballerizas reales.

CENICERO – Vivían allí gentes que se ocupaban de limpiar de cenizas los hornos de Villanueva, cenizas que vendían posteriormente para realizar las coladas en los lavaderos.

CONCHAS – Se encontraba en ella la casa de las conchas, llamada así por haber sido hospital de peregrinos y tener en la fachada como adorno dicho símbolo.

DESCARGAS – Se le dio ese nombre porque era lugar habitual donde se realizaban las descargas con pólvora con motivos solemnes, por ejemplo en honor de algún militar fallecido.

ESGRIMA – En recuerdo de un corral donde un maestro de esgrima mostraba su arte a sus discípulos.

ESTRELLA – A mediados del siglo XV existía en la zona una colina a la que se subían los astrónomos para ver mejor un cometa que nos sobrevoló en 1445. Quedó la colina con el nombre de monte de la estrella y, por extensión, a la calle que daba acceso a ella.

FARMACIA – Se encontraba en ella la Facultad de Farmacia, edificio construido en tiempos de Fernando VII.

FE – Debe su nombre al recordatorio de la providencia de los Reyes Católicos para que los judíos emplazados en la zona abjurasen de su religión y abrazasen la cristiana.

FRESA – Recibió este nombre cuando, desaparecidas las zapaterías de viejo que le daban el nombre de zapaterías, vinieron las aldeanas de Villaviciosa a vender fresas para las mesas más selectas de la Corte.

GASÓMETRO – Por su proximidad a la antigua fábrica de gas.

HERRADORES (Pza) – Desde el siglo XVII se colocaban los bancos de los herradores en este lugar para realizar su trabajo.

HILERAS – Paseo predilecto de Fernando III el Santo que recibió este nombre por dos hileras de árboles que adornaban sus costados.

HUERTAS – Debido a su proximidad a las huertas del Prado.

JARDINES – Por los hermosos jardines que daban a la misma entre los siglos XVI y XVII, entre otros el del Caballero de Gracia.

LATONEROS – Por el gremio del mismo nombre que se estableció allí.

LAUREL – Había un hermoso laurel en una huerta y, el uso de los vecinos de llamar así a la calle que daba acceso a ella, se confirmó después oficialmente.

LAVAPIES – Recibe el nombre de la plaza a la que desemboca, en donde se dice que hubo una fuente donde se lavaban los pies los judíos que poblaban este barrio para hacer sus abluciones antes de entrar en la sinagoga próxima, donde hoy se encuentra la iglesia de San Lorenzo.

LECHUGA – Donde se emplazaban los vendedores de esta y otras hortalizas.

LEGANITOS – Nombre derivado del original árabe “algannet” cuyo significado era “las huertas”.

LEON – Era un camino entre huertas donde se estableció un indio con un hermoso león que mostraba al público por dos maravedíes.

LIBERTAD – Se fundó en ella un convento de Mercedarias cuyo objetivo era obtener la libertad de los cristianos cautivos de los moros.

LUNA – En tiempos de los Reyes Católicos, hubo un combate en la zona entre los hermanos Crispi Daura y D. Álvaro de Córdoba, al llegar la noche, se detuvo, pero salió la luna y a la luz de ella se recrudeció el combate. Las torres de ambos bandos fueron derruidas por orden de Isabel I y se construyó en el solar una nueva casa en la que se labró una luna en la fachada, luna que dio nombre al edificio y, por extensión, a la calle.

MANCEBOS – Se dice que recibe el nombre de dos mancebos traídos desde Valencia como complicados en la muerte de Enrique I, se les encerró en la torre a espaldas de la Iglesia de San Andrés, donde fueron degollados.

MANUEL – En honor a un valeroso joven, demandadero del Colegio de los Irlandeses en 1626. Se cuenta, entre otras hazañas, que dio muerte a un lobo que perseguía incansablemente a una criada de Doña Ana González que regresaba a la hacienda de D. Francisco Garnica, portaba una cesta con caza reciente que arrojó al lobo para evadirse de él, pero que el animal continuaba en su persecución, hasta que llegó Manuel. Volvió Manuel desde las lomas del Pardo con el lobo al hombro.

MANZANA – Había en el lugar un manzanar en las huertas de D. García de Barrionuevo. Al desaparecer para dar origen a las calles de la zona, hubo una disputa entre los trabajadores para recoger los frutos de los manzanos que quedaban. Como memoria de aquella reyerta, quedó el nombre de la calle.

MELANCÓLICOS (Pº) – Era un lugar particularmente triste al que llamaron así los vecinos y cuyo nombre permanece.

MELLIZO (Callejón) – Pertenecía el solar a dos hermanos mellizos. Al morir uno de ellos, el otro lo donó a la Cofradía del Santísimo.

MESON DE PAÑOS – Hubo un antiguo parador, fuera de la puerta de Guadalajara, donde paraban los que traían los paños de las Reales Fábricas de Guadalajara.

MILANESES – En honor a dos relojeros milaneses que vinieron a Madrid y se establecieron siendo los primeros que fabricaban relojes de bolsillo.

MINISTRILES – Vivían aquí, acuartelados, los alguaciles de la villa, llamados también ministriles.

MIRA EL RIO – Hubo en 1439 una abundancia de lluvias en Madrid que provocó una crecida del río. Los curiosos, desde el peñón junto a la calle exclamaban “¡Mira el río!”.

MIRA EL SOL – Dice la tradición que, tras las lluvias aludidas en el artículo anterior, amaneció un día claro y soleado, que provocó las exclamaciones de los vecinos “¡Mira el sol!”.

MOLINO DE VIENTO – Recibe este nombre por un molino de dos enormes aspas que se encontraba en un solar próximo.

MORERIA – Evidentemente, era la calle donde vivían los moros que quedaron en Madrid tras la conquista de la ciudad por Alfonso VI.

NEGRAS – Se cuenta que aquí se aposentaron las esclavas negras de los nietos de Cristóbal Colón, duques de Veragua, apartadas del resto de la servidumbre.

OLMO – Durante el siglo XVIII, aún se erguía un olmo en un solar donde cuatro caballeros lucharon en desafío por los derechos sobre el Hospital de Atocha. La disputa surgió por la decisión de Carlos V de ceder el santuario y dependencias a los frailes de Santo Domingo, perdiendo dichos caballeros todos sus derechos.

PALOMA – Había unos corrales donde se crió una paloma de la que se cuenta que volaba sobre la imagen de la Virgen de las Maravillas. Se llevaron la imagen al convento de la calle de la Palma y, habiendo desaparecido la paloma del corral, la encontraron en el nuevo emplazamiento. Quedaron los corrales con el nombre de “la paloma” y así la calle.

PASA – Recibe este nombre por las pasas que recibían como limosna, junto a un panecillo, los menesterosos.

PELIGROS – Se encontraba allí el monasterio de las monjas Vallecas, donde se encontraba una imagen de una virgen que trajo de África un cautivo. Se cuenta que una niña cayó en un pozo y la madre de ésta se encomendó a la virgen diciendo “¡Virgen de los Peligros, salva a mi hija!” y que la niña fue sacada salva del pozo.

POSTAS -  Como su nombre indica, se encontraba allí, en el siglo XVI, la casa de postas.

POZO – Cuenta la tradición que había un pozo en la casa del capitán D. Francisco de Viarte. Durante la Guerra de Sucesión, unos calvinistas entraron en el convento de la Victoria, saquearon varias reliquias entre las que había unas espinas de la corona de Cristo, que sacaron las espinas para llevarse la joya y las arrojaron a dicho pozo. A partir de entonces, las amargas aguas de ese pozo se hicieron dulces y potables hasta que, un día salieron las espinas en el caldero con el que se sacaba el agua. Desde entonces volvieron a ser salobres e incluso se secó la fuente de donde provenían.

PROVISIONES – En tiempo de Fernando VII, se encontraba al final de esta calle un almacén de vituallas para el ejército.

PUERTA DEL ANGEL (Pza) – En recuerdo a la ermita del Santo Ángel de la Guarda que hubo allí, cuando era el camino de las Ventas de Alcorcón.

REGUEROS – Se encontraban en ella los almacenes corrales de la villa donde se guardaban los carros con las cubas que se utilizaban para regar las calles y paseos.

RELOJ – Dio nombre a esta calle un reloj de sol que había en la fachada de la vivienda de Dª María de Córdova y Aragón, dama de la reina Doña Ana, esposa de Felipe II.

RIBERA DE CURTIDORES – Como su propio nombre indica, estaban emplazadas en ella las fábricas de curtidos.

ROMPELANZAS – Recibió este nombre por la mala fortuna que tuvieron dos carruajes de romper su lanza durante su recorrido en momentos diferentes pero no distantes.

ROSARIO – Daba a ella la puerta de la Capilla de la Aurora de la Iglesia de San Francisco, por donde salía el famoso rosario de la Aurora.

SAL – En el siglo XVII había allí un depósito de sal con una gran reja de hierro, donde se vendía este producto.

SALUD – Se le dio ese nombre por salvarse los vecinos de esta calle durante una epidemia que asolaba la villa en tiempo de los Reyes Católicos.

SIERPE – Había en ella una fuente cuyo caño de bronce figuraba una culebra (sierpe)

SOMBRERETE – Su verdadero nombre era del Sombrerete del Ahorcado. Gabriel de Espinosa (pastelero de Madrigal) fingió ser el desaparecido rey de Portugal D. Sebastián, Fray Miguel de los Santos, que había sido predicador en la corte de Portugal, cómplice del engaño, fue juzgado y condenado a muerte. Durante el juicio de degradación y condena, se le puso un sombrero que fue paseado en la punta de un palo por la villa, una vez ejecutado. Finalmente, el sombrero fue a parar a un montón de estiércol en unos corrales que hoy se conocen como “La Corrala”

TERNERA – Era el lugar donde, antiguamente, se exponían las tablas con las terneras para el abastecimiento de la villa.

TESORO – Se cuenta que, en tiempos de Felipe IV, se obraba en la zona para cimentar unas casas y se encontró un pozo en el que aparecieron recipientes de barro conteniendo blancas de a ocho dineros, moneda de la época de Juan I.

TORO – Hubo durante mucho tiempo, en la fachada de una de sus casas, una cornamenta de un toro que fue famoso por su bravura en unas fiestas reales.

TORRECILLA DEL LEAL – Había en el lugar una granja con una torrecilla donde solicitó alojamiento una noche D. Enrique, hermano de D. Pedro I de Castilla y contra el que se había levantado en armas; el propietario le negó asilo y le llamó traidor, D. Enrique lo mandó ahorcar en su propia torre que, a partir de entonces fue llamada del leal.

 TRAVIESA – Recibe este nombre de la derivación de travesía, porque es, en realidad, una especie de callejón que sirve de travesía entre la calla Mayor y Sacramento.

TRES CRUCES – Por orden de la Inquisición, se quemaron aquí a tres herejes que profanaron una imagen de la virgen. Se colocaron aquí tres cruces en memoria de este hecho.

TRES PECES – Había en ella una casa de D. Pedro de Solórzano, cuya costumbre era dar al convento de la Victoria tres peces grandes el día de San Francisco de Paula, otros tres al hospital de San Juan de Dios el día de San Rafael y, el día de la Concepción, otros tres al de San Francisco y otros tantos al de San Bernardino. En la fachada se grabaron tres peces de piedra.

TRIBULETE – Había en ella un juego de Tribulete, muy popular en la época y al que acudían muchos parroquianos.

UNION – Se dice que recibió este nombre por la unión de los españoles contra la invasión francesa.

VALGAME DIOS – Cuenta la tradición que llegaron una noche dos hombres al convento de San Francisco pidiendo que fuera con ellos un religioso para auxiliar a un moribundo. En realidad era un encargo de otro hombre que pretendía matar a su amante y a su hijo a los que pretendía que diera el clérigo la absolución y bautizo, respectivamente. Se hizo acompañar el clérigo de un lego armado con una espada oculta bajo la capa y esto impidió que se cometiera el doble asesinato, ya que, una vez confesada la joven y bautizado el niño, llegó el lego que acompañaba al religioso y escuchó la voz de la mujer exclamar “¡Válgame Dios!”, con lo que asestó una estocada al hombre que pretendía matar en ese momento a la joven y logró estrangular al padre de la criatura, que lo llevaba en brazos para matarlo.

VENTORRILLO – Recibe este nombre del ventorrillo del Sol, lugar muy frecuentado cuando se bajaba por allí hacia al Sotillo a celebrar la fiesta de Santiago el Verde.

VERDAD – Conduce al Cementerio General del Sur, actual Sacramental de San Lorenzo y San José. No es necesario explicar el por qué de su nombre.