La cocina madrileña:

Madrid, como no podría ser de otra manera, asume la riqueza cultural que aportan sus visitantes de otras regiones. La cocina madrileña no deja de ser una adaptación a los usos e ingredientes disponibles de los platos traídos por aquellos que emigraron a la capital.

Aunque lo más conocido de Madrid sean, quizás, las frituras, la adaptación de la gastronomía foránea hace de esta ciudad una mezcla multicultural única en esta faceta.

Mostramos a continuación una serie de platos con enlaces a recetas que nos han parecido bastante fieles a la cocina casera madrileña.

               

 Callos a la madrileña                                                                Cocido madrileño

Si hay un plato típicamente madrileño, difícil de encontrar en otros lugares de España, son las gallinejas. Difícilmente podemos encontrar otro preparado de origen más humilde, si no son los callos, y que sea tan sabroso. Mejor probarlos.

Postres y dulces típicos madrileños:

Después de una buena pitanza, como a nadie le amarga un dulce, os recomendamos las recetas de algunos de los más reconocidos postres de nuestra ciudad:

Arroz con leche                                                                   Bartolillos y pestiños

 

 

 

 

 

 

Rosquillas tontas y listas                                                                  Torrijas

    

El Tapeo en Madrid:

Además de los platos tradicionales para sentarse a la mesa y disfrutar de una buena comida, si hay algo tradicional en Madrid es el tapeo. 

Sus orígenes se remontan al siglo XIII, cuando el rey castellano Alfonso X el Sabio obligó a los mesoneros a que junto al vino sirvieran siempre algún bocado de comida, para evitar los efectos nocivos del alcohol. La palabra Tapa proviene de que entonces, se cubría el vaso con una lonja de jamón, una rebanada de pan, de queso o de fiambre. Otra tradición cuenta que el Rey Alfonso XIII, durante una visita a Cádiz, se detuvo en el Ventorrillo del Chato y que, tras pedir una copa de jerez, el camarero tuvo la idea de cubrir la copa con una lonchita de jamón para evitar que entrase polvo en su interior, ya que se levantó un viento molesto que movía arena, el Rey se comió la "tapa", bebió el vino y pidió otro vino con el mismo acompañamiento, hecho que fue imitado inmediatamente por los cortesanos que iban con él.

Ese bocado es un pequeño tentempié entre comidas, aunque de tapa en tapa puedes acabar almorzando o cenando. Queso, anchoas, aceitunas, jamón, callos madrileños, patatas bravas o calamares a la romana son algunas de las típicas tapas castizas que suelen servirse con la caña, el vino o el vermú. En estos tiempos que corren, el tapeo se impone también en las correrías nocturnas de los más modernos, que pueden tomar apetitosos acompañamientos junto a su copa de vino, cerveza, mojito o lo que se tercie.

La paella valenciana, el pulpo a la gallega, el pescaíto frito de sabor andaluz, las patatas alioli, las empanadillas toledanas, las gambas o la sepia a la plancha, representan otros platos de la tradición culinaria española, que también se pueden degustar en algunas tascas de la capital.

La técnica consiste, simplemente, en llegar a la hora de la comida sin ganas de comer, a fuerza de haber comido: Entras en un establecimiento pides una copa de vino o una cerveza acompañada de una tapa y así, tras unas cuantas consumiciones, has comido en realidad.

Si la noche se prolonga o, simplemente, queremos empezar el nuevo día como es debido, nada como un desayuno auténticamente madrileño, un chocolate con churros en San Ginés.